viernes, 26 de noviembre de 2010

El mecanismo de la investigación científica, de G. Longo (lectura 5)

La investigación científica siempre se origina en la observación. La observación implica selección, comparación, deducción… así que es ya un principio de análisis. Sin embargo, por sí mismos los hechos no explican nada, la investigación científica tiene que descubrir la verdadera esencia de los fenómenos que se esconde tras su apariencia.

En primer lugar, al observar los hechos se deben seleccionar los más significativos en sus aspectos más significativos y descubrir las relaciones que los unen entre sí. Estas observaciones deben dar lugar a un esquema coherente construido en base a hipótesis explicativas.

De ahí la importancia de la creatividad en la investigación científica, la importancia de la capacidad para crear mentalmente imágenes subjetivas distintas de aquellas observadas en la realidad. Esto permite al ser humano no solo conocer la realidad, sino también modificarla, porque permite ver más allá de la realidad misma.

La creatividad o fantasía se complementa con la intuición, que orienta el pensamiento hacia las versiones más verosímiles o más racionales de las fantasías. Sin embargo, la fantasía y la intuición deben estar controladas por una lógica férrea y rigurosa.

Tras la observación y la formulación de hipótesis es necesario comprobar si las hipótesis formuladas corresponden a la realidad de los hechos, de manera que es necesario volver a la observación o, en su caso, a la experimentación. Este es el único criterio para comprobar la verosimilitud de una determinada hipótesis.

El último paso en la investigación consiste en modificar o sustituir las hipótesis anteriormente formuladas con los resultados de la comprobación realizada anteriormente.

En este esquema no hay oposición entre la elaboración teórica y la observación de los hechos. Los dos procesos se complementan aunque no coinciden, y no pueden sustituirse mutuamente. Por el contrario, deben utilizarse cada uno de ellos en el momento oportuno. La inducción por sí sola no es ciencia, pues debe ser guiada por la teoría, y esta tampoco es ciencia por sí misma, pues necesita de su verificación con los hechos.

Los hechos son la base de la investigación científica, a pesar de que el investigador posea ya un bagaje de conocimientos y observaciones científicas, un interés teórico

La investigación científica así definida es individual, pero el trabajo del investigador siempre está integrado en el seno de la actividad investigadora colectiva, social, por varios motivos:
·          El investigador puede utilizar hechos observados, descubiertos y analizados por otros.
·          El investigador puede utilizar hipótesis formuladas por otros.
El investigador, por tanto, puede utilizar las conclusiones y las elaboraciones de otros científicos como partes de su propia investigación, que a su vez podrá ser utilizada en el futuro por otros investigadores. Esto enriquece y perfecciona la comprensión de la realidad generación tras generación, dando lugar al patrimonio cognoscitivo de la realidad.

Sin embargo, para utilizar las investigaciones realizadas por otras, deben darse las siguientes circunstancias:
  1. Que la investigación ya haya sido iniciada, es decir, que ya haya comenzado una elaboración propia. Así, las elaboraciones anteriores servirían de apoyo a las propias.
  2. Que el investigador haya creado por sí mismo el aparato conceptual que necesita. De ahí la necesidad de aclarar el significado que se le da a los conceptos utilizados en la investigación.
Se puede concluir, por tanto, que toda ciencia tiene un objeto de investigación concreto y un determinado método de investigación que da lugar a una determinada visión científica de la realidad. Esta última se enriquece, evoluciona a medida que se realizan más investigaciones. Esta visión científica de la realidad estaría formada por dos elementos:
·          Los hechos y relaciones comprobados científicamente.
·          Los hechos y relaciones deducidos lógicamente, temporalmente supuestos, que unen los hechos comprobados en un conjunto coherente.
Los hechos y relaciones deducidos hipotéticamente serán sustituidos por otras suposiciones, o por hechos comprobados, a medida que evolucione el patrimonio científico.

Introducción al Antidüring de Engels, de Manuel Sacristán (lectura 3)

¿Qué es una concepción del mundo?

Una concepción del mundo es el conjunto de principios que dan razón a la conducta de un sujeto: Simpatías y antipatías, reacciones a estímulos morales… es decir, buena parte de la conciencia de la vida cotidiana.

Comúnmente esta conciencia está explícita en la cultura en la que el individuo vive. Es decir, que la cultura contiene afirmaciones acerca del mundo físico y estimaciones de la conducta. Sin embargo, que estas cuestiones estén formuladas explícitamente no implica que pueda averiguarse a partir de ellas la concepción del mundo que opera en esa sociedad, porque en muchas ocasiones esas formulaciones explícitas no son un reflejo de la realidad social, sino que tienen un carácter de ideología (en el sentido marxista)

No obstante, a pesar de este carácter ideológico, puede establecerse una relación entre las concepciones del mundo y la ciencia positiva, atendiendo a los núcleos más concentrados y conscientes de las concepciones del mundo que dan lugar a credos religiosos y a sistemas filosóficos. Estos sistemas filosóficos, al ser desplazados por la ciencia, se refugian en supuestas verdades superiores a las de la ciencia.

Esta estrategia terminó fracasando al constituirse el conocimiento científico positivo durante la Edad Moderna. Este conocimiento se caracteriza por posibilitar previsiones exactas, realizadas a partir de mecanismos que nada tienen que ver con los de la tradición filosófica. Esto se debe a que las concepciones del mundo contienen esencialmente afirmaciones no resolubles mediante verificación o falsación.

Otra de las características del conocimiento científico es que es intersubjetivo, es decir, que todas las personas preparadas entienden su formulación del mismo modo, a diferencia de la filosofía sistemática tradicional.

Estas dos diferencias fundamentales, que son dos rasgos del conocimiento científico que las concepciones del mundo no comparten, no implican necesariamente que no puedan sostenerse y apoyarse mutuamente. Ambas están relacionadas, y es importante ser conscientes de esta relación para poder establecer la diferencia entre ellas.


La concepción marxista del mundo

La concepción marxista del mundo es una concepción del mundo explícita, que pretende terminar con la distorsión de la conciencia que suponen factores no reconocidos o idealizados. Para el marxismo, la liberación de la conciencia presupone la liberación de la práctica; es decir, que la concepción marxista del mundo tiende a sostenerse sobre ciencias reales.

Esto quiere decir que la filosofía no constituye un sistema superior a la ciencia, sino un nivel inspirador del pensamiento científico. No existiría, por tanto, un conocimiento por encima del conocimiento de la realidad misma, no podrían explicarse los fenómenos en base a otros fenómenos ajenos a ellos o en base a causas no naturales.

Por tanto, el materialismo es una de las bases de la concepción marxista del mundo. La otra es la dialéctica, que parte de las limitaciones del método científico-positivo para generar conocimiento.

La ciencia positiva realiza el principio del materialismo a través de una metodología analítico-reductiva que elimina factores de complejidad y genera modelos más simples y homogéneos. Esto puede llevar a la pérdida de relevancia de los factores cualitativos. Este método tiene éxito porque permite penetrar eficazmente en la realidad y, por otra parte, posibilita a la larga formación de conceptos más adecuados.

Sin embargo, este tipo de abstracciones sacrifican una parte de lo concreto, una parte decisiva para la individualización de los objetos, para la comprensión de su totalidad concreta. Es en este punto en el que interviene la dialéctica, que intenta recuperar lo concreto sin introducir más datos que los de la realidad objetiva.

sábado, 20 de noviembre de 2010

NUNCA entres en el círculo

Posiblemente este sea uno de los mejores cuentos que conozco:

Había una vez un rey que siempre estaba malhumorado. Y un rey malhumorado es una cosa terrible: no le importaba subir los impuestos a los pobres, ejecutar a los rebeldes, promulgar leyes injustas…

El rey tenía un criado, el más cercano, que siempre estaba contento. Entraba en los aposentos cantando y corría las cortinas para que entrara la luz, siempre tenía una sonrisa en la cara y era amable con todo el mundo.

Al rey le sacaba de quicio, y llamó a unos sabios para averiguar el por qué de esta alegría:
-         No tiene motivos para estar tan contento. Por favor, si es un muerto de hambre.
-         Es feliz, majestad, porque no ha entrado en el círculo.
-         Ah… ¿y cómo se le puede obligar a entrar? – preguntó el rey con curiosidad.
-         No se le puede obligar. Entrará por sí solo… Podrá verlo si está dispuesto a perder a un buen sirviente…

Al día siguiente, el criado se despertó con el sonido de la puerta. Cuando la abrió, solo encontró una bolsita de tela. Al ver que no tenía dueño, la cogió y la llevó a la mesa de su cocina. Dentro había monedas de oro. Muchas. El criado se puso muy contento: por fin podría arreglar las goteras, comprar zapatos nuevos a sus hijos… Qué contenta se iba a poner su mujer… Soñando despierto, el criado empezó a agrupar las monedas en montoncitos de diez. Y vio que el décimo montoncito se quedaba pequeño… Solo tenía nueve monedas. Eso hacían 99 monedas en total. Qué raro.

Buscó por el suelo. Tenía que haber otra moneda. 99 monedas no era un número redondo. Tenían que ser 100. Salió de nuevo a la puerta a comprobar que no se le hubiera caído ahí. No estaba. Era muy extraño encontrarse una bolsita con 99 monedas… 99 monedas no era un número completo. 100 monedas, eso ya era otra cosa.

“Si pudiera reunir esa última moneda” pensó el criado. Y se puso a hacer cálculos. Si ahorraba de su salario podría conseguir esa moneda en… 20 años. Eso era mucho tiempo. A lo mejor si cogía otro trabajo por la tarde en el palacio, y si su mujer trabajara haciendo remiendos después de su jornada… 12 años. Todavía era mucho tiempo. Si dejaban de comprar algunas cosas… podían ahorrar leña en invierno, podían arreglar la ropa vieja, y su hijo mayor ya tenía edad de dejar la escuela y empezar a trabajar… 6 años. Bueno, 6 años era aceptable.

Así que se puso a ello. Empezó a trabajar por las tardes en las caballerizas del palacio, y convenció a su mujer de que dedicara las tardes a hacer remiendos para la gente del pueblo. Su hijo mayor dejó la escuela y empezó de jardinero en el palacio, y el criado empezó a llevar una contabilidad exhaustiva de todos sus gastos. Haciendo todo esto, en 6 años completaría sus 100 monedas de oro.

Pronto, el rey se dio cuenta de que su criado ya no era alegre ni entraba cantando. Muy al contrario, se había vuelto muy hosco e irascible. El rey fue a preguntarle a los sabios.
-         ¿Qué le pasa ahora?, ¿por qué está tan enfadado?
-         Está enfadado, majestad, porque ha entrado en el círculo.
-         ¿Cuál es ese círculo, cómo funciona?
-         Es el círculo del 99, y consiste en querer lo que no tienes. Una vez que tienes lo que no tenías ya no es lo que no tienes, y por tanto ya no lo quieres, y empiezas a querer otra cosa que no tienes.
-         ¿Quiere sentarse, majestad? Parece un poco mareado por la explicación…
-         No, no, está bien… Pero quiero que despidan a ese criado. Es un gruñón.

Características del conocimiento científico (lectura 1)

I. ¿Qué es la ciencia?

Es ciencia cualquier tipo de conocimiento que haya sido objeto de esfuerzos conscientes para perfeccionarlo. Esos esfuerzos producen hábitos mentales (métodos o técnicas) y un dominio de los hechos descubiertos por esas técnicas.

Esta definición, aportada por Schumpeter, es estrictamente empirista, y por tanto es útil para el terreno estrictamente empírico.

A esta definición hay que añadir un rasgo fundamental de la ciencia, y es que intenta alcanzar el conocimiento de las leyes del universo empírico que rodea al hombre. Este conocimiento debe cumplir tres requisitos:

  1. Debe proporcionar una descripción y una explicación de la realidad. Es decir, debe reconstruir el esquema de desarrollo de la realidad donde el objeto explicado halle su lugar (su explicación).

  1. La explicación debe surgir de la propia realidad objetiva explicada, sin introducir elementos extraños a ella. La historia del conocimiento científico es la historia de cómo los seres humanos han pasado de explicar la realidad en base a causas y relaciones fantásticas a explicarla en base a relaciones objetivas entre los fenómenos de la realidad.

Esto conduce al materialismo filosófico (principalmente representado por el marxismo), al estudio de la realidad objetiva que existe con independencia de la conciencia humana llevado hasta las últimas consecuencias.

  1. El conocimiento es únicamente una parte de la actividad humana, nunca un fin en sí mismo. Es decir, que el hombre busca conocer el mundo para poder modificarlo. Por lo tanto el pensamiento y la acción (la teoría y la praxis) se condicionan mutuamente y están necesariamente ligados. El conocimiento (la cognición) es premisa de la acción y la acción es el fin último del conocimiento.

Sin embargo, esto no quiere decir que la ciencia deba ser valorada por su utilidad, sino por la correspondencia entre sus resultados y la realidad. Conocer la realidad puede conducir a la praxis con los medios técnicos adecuados, pero en ningún caso los medios técnicos serán útiles sin el conocimiento de la realidad.

Además, el conocimiento y la praxis se diferencian en que el primero es individual y la segunda es colectiva, porque no se ha encontrado todavía una forma colectiva de pensar. No obstante, tanto la acción colectiva como el pensamiento individual son fenómenos sociales, solo pueden suceder en sociedad porque la propia existencia del hombre es social, así como la actividad científica.

Por lo tanto, y aunque conocimiento y acción estén indisolublemente relacionados, sus modalidades de desarrollo son diferentes. Esto implica que el pensamiento no debe dirigir la acción, sino posibilitarla. Es decir, no debe determinar lo que la acción debe hacer, sino lo que debería tratar de hacer.

El conocimiento científico permite al ser humano alcanzar una comprensión conceptual de las relaciones recíprocas existentes entre los hechos.



La definición de ciencia que maneja Longo en este extracto tiene un fuerte componente empírico, porque parte de la base de que la realidad solo puede conocerse (es decir, explicarse) a partir de la realidad misma, sin introducir elementos ajenos a ella. Si bien este tipo de definición es relativamente común, introduce un componente original (en el sentido de inhabitual) cuando se refiere al materialismo dialéctico, característico de los escritos marxianos, como principal método científico. Es inhabitual porque normalmente en los textos de metodología se asocia el materialismo dialéctico con la ideología marxista y se descarta como método al considerarse poco objetivo.

Longo también hace un especial hincapié a la hora de definir y diferenciar teoría y praxis, que desde mi punto de vista es discutible en dos aspectos:

·          El carácter individual del pensamiento, contrapuesto en el texto al carácter colectivo de la acción, no tiene por qué ser definitivo. El pensamiento en su definición más restrictiva, como proceso mental, puede ser individual, pero el pensamiento como proceso generador de conocimiento puede realizarse colectivamente. De hecho puede argumentarse que el pensamiento del individuo necesita de la interacción para evolucionar y generar nuevas ideas.

·          La superioridad de la teoría sobre la acción que se desprende del texto, como si teoría y práctica fueran elementos claramente separados. La teoría, el conocimiento, también es acción, la relación entre ambas no tiene por qué consistir en la guía de la primera sobre la segunda.

jueves, 11 de noviembre de 2010

Gerda Taro, fotógrafa de guerra (1910 - 1937)

Gerda Taro

Gerda Taro nació en Stuttgart, Alemania, el 1 de agosto de 1910 como Gerda Pohorlylle. Era hija de judíos polacos y desde muy joven empezó a militar en movimientos socialistas y obreros. Decidió irse de Alemania cuando los nazis subieron al poder, así que se instaló en París con una amiga.

Allí conocería a Andre Friedman, un judío nacido en Hungría. Los dos intentaron dedicarse a la fotografía, pero como las cosas no les iban bien decidieron crear un personaje. Este personaje fue Robert Capa, un fotógrafo americano que vendía sus fotografías a través de sus representantes, que ¡oh, casualidad!, eran Pohorlylle y Friedman. Como era americano, vendía más caro.


Gerda Taro y Robert Capa (Andre Friedman)

Después estalló la Guerra Civil española y Andre – Robert y Gerda, que por cierto estaban profundamente enamorados, fueron a cubrirla para revistas como Regards o Vu, bajo la marca de Capa. Querían utilizar su mejor arma, la fotografía, para luchar contra el fascismo. Así, Gerda se convirtió en la primera mujer fotógrafa de guerra, junto con Kati Horna y Tina Modotti.

Gerda fotografió la guerra desde una óptica diferente. Era decidida y valiente, y prestó especial atención al papel de las mujeres en la lucha por la libertad, al sufrimiento de la población civil, y a la cotidianeidad de los soldados y milicianos.

Miliciana republicana recibiendo instrucción en la playa de Barcelona

Milicianas republicanas

Milicianos republicanos descansando
Gerda murió el 26 de julio de 1937, en un accidente que ocurrió en Brunete. Ella iba subida al estribo de un coche cuando un avión franquista que volaba bajo pasó por encima. Gerda se soltó y cayó detrás de una elevación del terreno. Al tanque que iba detrás no le dio tiempo a parar y la aplastó. La llevaron a un hospital de El Escorial, pero no pudieron hacer nada por ella. Esto destrozó al que ya era Robert Capa y había dejado de ser Andre Friedman hacía tiempo.

Lamentablemente, el trabajo de las mujeres era en aquella época, como en esta muchas veces, invisible. Sus fotografías se confundieron con las de Capa. Solo mucho tiempo después su trabajo se recuperó, y se separó del de Robert con mucho esfuerzo, distinguiendo la técnica y la composición de ella, que era diferente en muchos matices de la de él.

La Asociación de Amigos de las Brigadas Internacionales está llevando a cabo una campaña para que el ayuntamiento de Brunete dedique una calle a Gerda Taro. Yo firmé en su momento, al salir de una exposición suya y de Capa. Y realmente me gustaría pisar alguna vez una calle dedicada a una pionera, mujer luchadora, antifascista y valiente.


lunes, 8 de noviembre de 2010

Un mundo de marca

En su definición más restrictiva, una marca es un signo distintivo de un producto en un mercado. Es decir, es una identificación que permite diferenciar un producto de otro.

Sin embargo, actualmente una marca es mucho más que eso, teniendo en cuenta el papel central de estos distintivos en las pautas de consumo mundial. La misma idea de marca está íntimamente ligada a la publicidad, ya que el primer paso para publicitar en producto es diferenciarlo de los demás. Y la publicidad no deja de ser un intento, más o menos exitoso, de moldear las pautas de consumo de los individuos y las sociedades.

Por eso el verdadero contenido de las marcas es el conjunto de estrategias que llevan a cabo las empresas publicitarias para diferenciar sus productos asociándolos a una serie de características, y es esta asociación la que moldea los hábitos de los consumidores. En los últimos veinte años estas estrategias han cambiado mucho. Mientras que en los años 50 y 60 las marcas se asociaban a la calidad del producto, a partir de los 70 empiezan a centrarse en la imagen de marca y a trascender la identificación con los productos materiales. La marca  intenta evocar un status social, un estilo de vida, o una sensación que se considera deseable.

Este proceso ha coincidido con el tránsito del capitalismo industrial al capitalismo postfordista, una economía basada en la producción inmaterial. La producción de dispositivos culturales abre la puerta a la producción capitalista de la apariencia de heterogeneidad, que a su vez supondrá una transformación en la subjetividad de los individuos. De este modo, la subjetividad es absorbida como espacio de producción capitalista y comienza una etapa dorada para la publicidad.

Este ascenso imparable de las marcas no solo ha tenido lugar en los espacios de la subjetividad, sino también en espacios geográficos, ya que las grandes marcas han monopolizado casi todo el espectro de consumo y producción aprovechando el fenómeno de la globalización. De esta manera, las marcas se han convertido en una red global inserta en el sistema mundo capitalista.

En este ensayo se van a tratar principalmente tres cuestiones relacionadas con la expansión de las marcas:
  1. Los rasgos que caracterizan la red global de marcas, es decir, cómo distribuye esta red la producción y el consumo en el marco del sistema mundo capitalista.
  2. El papel cada vez mayor de la publicidad y por tanto de las marcas en la formación de identidades.
  3. Las tácticas de las marcas y las empresas publicitarias para mantener lo que en la práctica es un monopolio del espacio tanto físico como ideológico.


1. LAS MARCAS EN EL MUNDO

En primer lugar, hay que situar las marcas en el contexto del sistema económico mundial. El sistema económico mundial se define como “una unidad con una única división del trabajo y múltiples sistemas culturales”. El capitalismo conlleva desde su surgimiento la aparición de un mercado mundial como una red de interdependencias (asimétricas y basadas en relaciones de poder), y por tanto debe entenderse como un todo sistémico, como una única unidad de análisis (Wallerstein; 2004).

La división del trabajo mundial en el marco de la globalización da lugar a una de las estrategias principales para comprender la omnipresencia de las grandes marcas en el mundo actual, que es la deslocalización industrial. Esta estrategia es posible casi únicamente para las grandes corporaciones, que son las que pueden invertir en trasladar la producción a espacios donde resulta más rentable. Esto tiene dos vertientes de consecuencias:
  1. En los países emergentes donde se trasladan las fábricas se permite el trabajo en condiciones de explotación y de total inseguridad para los trabajadores. Los gobiernos de estos países permiten una gran libertad a las empresas deslocalizadas porque necesitan la inversión a corto plazo. A largo plazo los beneficios de la producción termina en manos de las empresas multinacionales y por lo tanto en los países ricos, perpetuando las diferencias entre países.
  2. En los países ricos, las industrias se van. La destrucción de empleos en la industria (que resultan demasiado caros para las grandes multinacionales) supone un grave problema social. Por otra parte, las grandes marcas han colonizado prácticamente todos los espacios en los países avanzados. Las calles y plazas ya no son el lugar donde la gente vive, sino un escaparate de rótulos de neón. La calle ya no es tal calle, sino una gran pasarela publicitaria donde las grandes marcas imponen sus propias reglas (Klein; 1999).


2. SER DE MARCA

Las marcas, y el esfuerzo publicitario realizado por ellas, han acabado conquistando un nuevo espacio, invisible e inmaterial: la subjetividad de las personas. Es decir, su identidad y sus valores.

Esto se ve favorecido por unas condiciones socioeconómicas, las del capitalismo flexible, que han fragmentado las vías históricamente típicas de construcción de la identidad. El problema principal que se plantea es la imposibilidad de crear una narración lineal y coherente que sirva de armazón para la evolución del  propio carácter, entendido este como el conjunto de valores, deseos y relaciones susceptibles de ser tenidos en cuenta desde el punto de vista ético o moral (Sennett, 1998).

Una parte de esta construcción ahora la manejan las marcas a través de estrategias publicitarias. En los países avanzados (principalmente, pero también en los países emergentes) estamos constantemente expuestos a mensajes que nos marcan las pautas de acción y los estilos de vida deseables, la construcción de una personalidad. De esta manera, en casi todos los casos existe una vía comercial para hacerse con una identidad, por mucho que esta predique valores aparentemente rebeldes o revolucionarios.

De ahí la importancia de la penetración de las marcas en las primeras etapas de formación de la identidad, y del interés que han mostrado estas en los últimos años en EEUU en introducirse en los centros educativos, a cambio de financiación (Moore, 2001).

Este proceso por el que se desplazan los mecanismos tradicionales de construcción de la identidad (nación, región, clase social, profesión…) puede observarse de forma especialmente clara en el papel de las marcas, a través de la publicidad, en la construcción de la identidad femenina. La identidad femenina dominante propuesta por las marcas es monolítica, universal y totalmente desligada de diferencias de nación, región, clase social… (Despentes, 2006).



3. UN JUEGO DE ESTRATEGIA

La estrategia de las marcas siempre ha tenido como centro la superación de lo material, del producto mismo, para acceder a lo inmaterial, a las ideas y sensaciones asociadas. Para ello es necesario separar a los consumidores de los productores. Es decir, que el consumidor debe sentirse ajeno al proceso de producción de aquello que está comprando, porque de otra manera las estrategias publicitarias, centradas en lo subjetivo, no funcionarían (Klein, 1999).

El éxito de estas estrategias radica en que, en comparación con las utopías comerciales que nos vende la publicidad, el mundo real parece poca cosa. El mundo de las marcas presenta ante nuestros ojos una realidad tan brillante y seductora que el mundo material no puede competir contra él.

Este fenómeno no es consecuencia del agregado de las estrategias de las marcas, es algo más. Es consecuencia de un efecto de sinergia por el que los miembros del mundo empresarial (las marcas) han sabido aprovechar la necesidad de fundirse en una publicidad cruzada de los productos acoplados de consumo y a la mal llamada cultura popular. Es decir, que no se trata de una yuxtaposición de influencias de las diferentes marcas, sino de una entidad superior, un nuevo poder asentado sobre los significados construidos alrededor de las marcas.



BIBLIOGRAFÍA

Despentes, V. (2006): Teoría King Kong. UHF.

Klein, N. (1999): No logo. Barcelona, Paidós.

Moore, M. (2001): “Un país de burros” en Moore, M. Estúpidos hombres blancos. Barcelona, Ediciones B.

Sennett, R. (1998): La corrosión del carácter. Barcelona, Anagrama.

Wallerstein, I. (2004): “El ascenso y futura decadencia del sistema-mundo capitalista: conceptos para un análisis comparativo” en Wallerstein, I. Capitalismo histórico y movimientos antisistémicos. Un análisis de sistemas-mundo. Madrid, Akal, Cuestiones de Antagonismo.

lunes, 1 de noviembre de 2010

Nadie acudió

Dedicado a Paloma Cerdán López, a Rosa Pérez Lema y a todos los números de la Ciudad de los Muertos.



Paloma Cerdán era drogadicta, y eso ha estado a punto de costarle la identidad en su versión más cruda: un nombre en una tumba.

Cuando desapareció, en 2007, sus padres presentaron una denuncia en comisaría. Pero era drogadicta y la policía no se preocupó en buscarla. Ese mismo día, antes incluso de presentarse la denuncia, se encontró un cadáver sin documentación. Pero era el cadáver de una drogadicta y no se preocuparon en identificarla.

No toda la culpa es de la policía (aunque tengan lo suyo). También es nuestra. No nos engañemos, cuando vemos un yonqui en el metro, insistiendo en contar sus penas a todos los ocupantes del vagón, no le hacemos ni puto caso. Le despreciamos por el puro gusto de despreciar a alguien.

Los que no les tienen miedo les tienen asco, y los que no, indiferencia absoluta. Y si no, pues piensan que no entienden, que dicen incoherencias… Nada de eso es cierto. En la mayoría de los casos son respetuosos, y por lo general creo que se aburren de que nadie les responda. Debajo de la ropa sucia y las ojeras hay siempre una historia, y más interesante que la nuestra, por mucho que nos joda.

También pasa con los vagabundos, con los mendigos, los alcohólicos, etc.

Algunos de nosotros vimos el otro día el documental “Caso 112” en la asignatura de Sociología de la Desviación, con el profesor Montoya. Un cadáver hinchado en un depósito, sepultado sin nombre, un entierro al que nadie acudió. Escondía la historia de una persona que se adelantó a su tiempo y que lo acabó pagando con su vida, en el sentido amplio de la palabra.


Este es el documental. Desde mi punto de vista, verlo en casa por Internet le quita el encanto de estar en un aula, utilizando un equipo viejo con una imagen defectuosa y un sonido raro. Pero de todas formas, merece la pena.