lunes, 20 de diciembre de 2010

V. La acumulación y el ejército de reserva (capítulo 5 de Teoría del desarrollo capitalista, de Paul Sweezy)

1. La reproducción simple

A pesar de que el capitalismo no es inmutable, de que cambia año tras año, un escenario en el que el sistema capitalista no varíe permite observar algunos de sus elementos más esenciales, que han sido deliberadamente ignorados.

Marx, basándose en las ideas de Quesney, elaboró el concepto de reproducción simple. La reproducción simple se refiere a un sistema capitalista que conserva indefinidamente las mismas dimensiones y las mismas proporciones entre sus diversas partes. Para esto hace falta que:
  1. Los capitalistas repongan el capital gastado y empleen toda la plusvalía en consumo.
  2. Los obreros gasten todo su salario en consumo.
En caso contrario, se produciría una crisis de acumulación.

Pongamos que:

I = Rama de producción de medios de producción
II = Rama de producción de artículo de consumo

El producto medido en valor (w) de cada uno de las ramas resultaría de la suma del capital constante empleado (c), el capital variable (v) y la plusvalía (p).

I = c(I) + v(I) + p(I) = w(I)
II = c(II) + v (II) + p(II) = w(II)

Para que se cumplan las condiciones de la reproducción simple el capital constante usado debe ser igual a la producción total de la rama de bienes de producción; y el consumo debe ser igual a la producción total de la rama de artículos de consumo.

c(I) + c(II) = c(I) + v(I) + p(I)
v(I) + p(I) + v(II) + p(II) = c(II) + v(II) + p(II)

Lo que da lugar a la siguiente fórmula:

c(II) = v(I) + p(I)

Esto quiere decir que el valor del capital constante usado en la rama de artículos de consumo debe ser igual al valor de las mercancías consumidas por los capitalistas y obreros dedicados a producir medios de producción. Así, la escala de producción no cambiaría año tras año.

En este esquema la producción se divide en dos amplias categorías (bienes de producción y artículos de consumo), que tomadas en conjunto son el total de la oferta social total de mercancías. Por su parte, el ingreso se divide en el ingreso del capitalista que este debe reinvertir en medios de producción; el ingreso del capitalista que puede gastar en consumo (plusvalía) y el ingreso del trabajador (salario). Divido entre las dos ramas de producción, eso da lugar a seis categorías de ingreso, que en conjunto suponen la demanda total de mercancías.

Estos dos conjuntos deberían estar equilibrados, pero en realidad están en discrepancia. Hay que tener en cuenta que cada categoría tiene un carácter doble, puesto que es un elemento a la vez de la oferta y de la demanda.

Al analizar v(I) y p(I), que forman parte de la oferta de medios de producción pero forman parte de la demanda de artículos de consumo, se observa que no hay equiparación directa entre oferta y demanda: son oferta no vendida y demanda no satisfecha de la misma magnitud. Lo mismo sucede con c(II), oferta no vendida de artículos de consumo y demanda no satisfecha de bienes de producción. Ambas partes podrían negociar entre ellas, y siempre que c(II) fuera igual a la suma de v(I) y p(I) se llegaría al equilibrio.

Esto nos devuelve a la fórmula:
c(II) = v(I) + p(I)
Como condición de equilibrio de la reproducción simple.

Por lo tanto, este esquema de la reproducción simple proporciona una estructura de las ofertas y demandas en la economía capitalista, en términos de mercancías producidas e ingresos percibidos.


2. Las raíces de la acumulación

El esquema de la reproducción simple representa la abstracción del interés del capitalista en ampliar su capital. Realiza este interés convirtiendo la mayor parte de la plusvalía en capital adicional, lo que le permite apropiarse de aún más plusvalía, en un círculo que se retroalimenta. Este proceso de acumulación de capital es la fuerza motriz del desarrollo capitalista, el mecanismo social objetivo que realiza el fin subjetivo del capitalista. Su posición en la organización de la producción es lo que le permite la acumulación.

El capitalista debe su posición / importancia social al capital, y la única cualidad del capital es poseer magnitud, así que el único modo de distinguirse el capitalista consiste en aumentar el capital. El aumento de la plusvalía (mayor poder de acumulación) corresponde al capitalista que emplea los medios más avanzados y eficientes; en consecuencia, también hay que incluir como factor el afán de perfeccionamiento. Para esto es necesario un desembolso de capital cada vez mayor, de manera que el capitalista se ve obligado a acrecentar constantemente su capital a fin de conservarlo.

Al deseo de aumento de la acumulación se une el deseo de aumento de consumo, que se ve reforzado por el hecho de que el lujo entra dentro de los gastos de representación del capital. En este esquema, consumir sería la “abstinencia” de acumular, y viceversa (toda actividad humana es abstinencia de su contraria). De la misma manera que no puede considerarse la acumulación como un galardón de la “abstinencia” del consumo, tampoco puede considerarse como una “espera” para consumir el capital con interés en el futuro. De hecho, estas dos teorías defienden la plusvalía y, por tanto, el statu quo.


La acumulación y el valor de la fuerza de trabajo: planteamiento del problema

Hay que tener en cuenta que la acumulación implica un aumento en la demanda de la fuerza del trabajo. Al aumentar la demanda aumenta su precio, y por tanto este se desvía del valor. En el caso de otras mercancías, esto puede regularse de manera relativamente sencilla, de manera que vuelven a converger precio y valor.

Pero la fuerza de trabajo no es una mercancía ordinaria. Cuando sube el precio no puede fabricarse más para equilibrarlo (no hay ninguna industria de fuerza del trabajo). Esto impide el reequilibro entre salarios y valor de la fuerza de trabajo, por lo que es difícil aplicar la ley del valor a la fuerza del trabajo.

David Ricardo argumentar que la subida de los salarios en el momento de la acumulación conlleva que el trabajador sea más próspero y puede adquirir una poción más grande de artículos necesarios, pero también un estímulo al crecimiento de la población. Esto hace que el número de trabajadores aumente y que los salarios vuelvan a bajar hasta el precio natural de la fuerza del trabajo (incluso por debajo de él). Es decir, que el mecanismo para que los salarios se mantengan al nivel de la exsitencia es la teoría de la población.

Sin embargo, para Marx este método, la teoría de la población, no es único para ajustar la teoría del valor a la mercancía de la fuerza del trabajo.


4. La solución de Marx: El ejército de reserva del trabajo

Para Marx, la subida de salarios que acompaña al aumento de la demanda de fuerza del trabajo no podía nunca alcanzar el punto en que amenazase el sistema de producción capitalista. Por lo tanto, debe de haber un modo de detener los salarios para seguir permitiendo la plusvalía y la acumulación.

Para responder a esta pregunta Marx elabora el concepto de “ejército de reserva del trabajo” o “población excedente relativa”. Son obreros desocupados que, mediante competencia activa, empujan hacia abajo el nivel del salario. El ejército de reserva se recluta principalmente entre aquellos que han sido desplazados.

En los momentos de aumento de salarios y de reducción del ejército de reserva, los capitalistas tienden a sustituir trabajo por maquinaria para reducir su nómina de pagos. La introducción de maquinaria retrasa la demanda de fuerza de trabajo, lo que produce desempleo, y estos desempleados van a formar parte del ejército de reserva, lo que a su vez aumenta la presión hacia abajo sobre los salarios.

La sustitución de obreros por maquinaria “libera” obreros sin liberar el capital variable necesario para su empleo en otras partes, de manera que su reempleo depende principalmente de la acumulación adicional.

Pero acumulación de capital y sustitución de trabajo por maquinaria no van a la par, reequilibrándose. La expansión rápida de capital puede vaciar el ejército de reserva, de manera que los salarios suben y la plusvalía se retrae, contrayéndose la acumulación. Junto con la introducción de maquinaria, las crisis de toman lugar como mecanismo capitalista específico para reconstruir el ejército de reserva cada vez que este se reduce demasiado.

La ocupación industrial está compuesta por los nuevos trabajadores y por los “reservistas” que se incorporan. Y el ejército de reserva está compuesto por trabajadores que no encuentran trabajo y desplazados. Los trabajadores que abandonan bien el trabajo o bien la búsqueda de un puesto se retiran de la ocupación industrial y del ejército de reserva, respectivamente.

En las etapas de expansión, la ocupación industrial sobrepasa al ejército de reserva, y en las etapas de crisis sucede al contrario. Por lo tanto, en la teoría de Marx el sistema de producción incluye tanto el empleo industrial como el ejército de reserva, lo que incluye en sí un mecanismo de regulación del nivel de salarios y, por extensión, de mantenimiento de las ganancias.


5. La naturaleza del proceso capitalista

La economía política clásica se basa en la teoría maltusiana de la población para predecir el fin del progreso económico. El aumento constante del costo de la producción terminaría por producir un estancamiento del progreso económico. A pesar de que ciertos avances tecnológicos puedan frenar este proceso, terminará produciéndose por las leyes inevitables de la población y de los rendimientos decrecientes.

Sin embargo, la teoría maltusiana de la población perdió vigencia cuando a finales del siglo XIX las curvas de natalidad empezaron a caer hasta equilibrarse de nuevo con la mortalidad. No obstante, los economistas clásicos no sustituyeron la teoría maltusiana por otra más satisfactoria.

Marx, al haber evitado cualquier contacto con el maltusianismo, no vio afectada su teoría por el colapso del mismo. Para Marx, el cambio en los métodos de producción son condiciones necesarias para la producción capitalista (para reducir la nómina de pagos y nutrir al ejército de reserva). Y esto también afecta a la estructura institucional e ideológica, porque al revolucionar los instrumentos de producción revolucionan también las relaciones de producción y todas las relaciones sociales. De este modo, Marx descubrió una de las más importantes “leyes del movimiento” del capitalismo, abriendo camino para considerar el “resultado final” como una reconstrucción revolucionaria de la sociedad, más bien que como un mero estado de reposo.

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