martes, 25 de enero de 2011

¡PRESUPUESTOS MILITARES PARA GASTOS ESCOLARES!*

* cántico típico de las manifestaciones a favor de la educación pública

Uno de los grupos de trabajo ha investigado sobre la industria armamentística, y han hecho aportaciones muy interesantes sobre cómo se financia la industria armamentística y sobre cómo funciona el mercado de las armas a nivel internacional.

El primer dato que me ha llamado la atención ha sido saber que empresas tan conocidas como El Corte Inglés, Caja Madrid o BBVA financian a empresas armamentísticas no solamente dentro de las fronteras del estado español, sino también fuera. Esto quiere decir también fuera de las regulaciones que se aplican en el territorio estatal. En otros países no está prohibida, por ejemplo, la fabricación de bombas racimo.

Resulta sorprendente que nuestras tristes cuentas bancarias de Caja Madrid o BBVA, o el regalo de navidad de la tía Menganita, comprado en El Corte Inglés, financien la producción de algo tan terriblemente destructivo como es una bomba racimo.

El segundo dato que me ha dejado impresionada ha sido las enormes cantidades de dinero que los estados gastan y se embolsan con el comercio de armas. El presupuesto del estado español de I+D en defensa es superior al de sanidad (también lo es el de EEUU), y España ocupa el sexto lugar en la venta de armas. Armas que además se venden a países en conflicto armado o que incumplen los derechos humanos, como Israel o Colombia.

Sun Tzu, en El arte de la guerra, dice:

“La guerra es un asunto de importancia vital para el Estado, es la provincia de la vida y de la muerte, el camino que lleva a la supervivencia o a la aniquilación. Es indispensable estudiarla a fondo. […] La guerra es un asunto serio; da miedo pensar que los hombres pueden emprenderla sin dedicar la reflexión que requiere”.

No creo que la persona que abre una cuenta en BBVA o que compra un regalo en El Corte Inglés haya dedicado una gran reflexión a la financiación de la industria armamentística, sobre todo porque no se le da la oportunidad. Y un estado que gasta más en armamento que en educación o sanidad, tampoco, aunque a este no le falten oportunidades de hacerlo.

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